Yavi :: Jujuy

Llegar a la terminal de La Quiaca es como aterrizar en un porteño Retiro pero en versión andina. Multitudes, aromas y olores por doquier, diversidad de colores, típicos atuendos, helados “al tiempo”, cholas y guaguas. Y turistas, casi en cualquier época del año. A tres cuadras, el mercado anticipa un panorama bastante distinto, y a 16 km. por la ruta provincial 5, el pueblo de Yavi marca un antagonismo total.
Si no se cuenta con movilidad propia, una buena forma de llegar es tomarse un auto o una combi frente al mercado central, para lo cual sólo hay que sentarse, y esperar. En el camino, con algo de suerte, podremos persuadir al conductor para que haga un desvío hasta la zona de la Laguna Colorada, y apreciar un paisaje venusino donde se ocultan antiquísimos petroglifos y pinturas rupestres.
Una ruta árida e infinita que se pierde en el horizonte nos dará la bienvenida, junto a calles de tierra custodiadas por chatas casitas de adobe con techos de paja y caña, adecuadas para el riguroso clima del altiplano; y, como por sorpresa, casi tantos hostales como almacenes. Como parte del atractivo turístico, se puede ver la llamada Casa del Marqués, casco de estancia y sitio de leyendas, producto del rol principal que tuvo el asentamiento como parada obligada entre el Río de la Plata y las minas de Potosí. Y junto a ésta, la Iglesia de San Francisco, que data de 1680 y fue construida con el objeto de convertir al catolicismo a los aborígenes obligados a trabajar en las encomiendas.
A 4 km. se puede llegar caminando por una ruta de tierra al antiguo pueblo de Yavi Chico, donde el paisaje cambia las casas de adobe por sembrados de maíz, corrales y animales de cría; con una inmensa muralla natural como telón de fondo que empieza a asomarse a mitad de camino: El Antigal. Allí se encuentra la escuela de frontera Rosario Wayar, y se puede visitar el museo arqueológico Del Antigal, conformado por las piezas que la misma gente del pueblo encuentra en el cerro, con la intención de evitar que sean llevados fuera de su lugar original.
Yavi es un lugar sumamente tranquilo, ideal para pasar un fin de semana largo, o quizá más, en compañía del silencio y los propios pensamientos; y recibir el atardecer en compañía de unos buenos mates amargos contemplando el valle desde alguno de los miradores naturales.