Cabra Corral :: Salta

No sólo agua

Con el sol poniéndose tras los cerros, un inmenso espejo de agua se extiende en el valle formando una Y, la cual nunca se llega a vislumbrar cuando se mira desde sus orillas. Los reflejos de la luz dorada inundan el lugar y el pique comienza a ser propicio para pescar.

El Dique Cabra Corral, o Embalse General Belgrano, con su extensión de 127 km2, es el segundo más grande del país y constituye la principal reserva hídrica del noroeste argentino. Su presa fue montada como una gran pared de tierra y roca de 93 m. de altura, y fue construida hace más de 35 años. Puede llegarse fácilmente desde la ciudad de Salta por la ruta provincial 68, hasta Coronel Moldes, y desde allí por la 47, recorriendo en total no más de 65 km.
Su principal función es la de contener los desbordes de las crecientes que asolaban las riberas de los ríos del Valle Calchaquí, principalmente el Guachipas y el Juramento. Hoy, favorece a la economía regional y nacional, siendo una importantísima fuente de energía hidroeléctrica al aprovechar las grandes diferencias de nivel en distancias cortas que presenta la geografía del lugar y aportando agua de riego a más de 100 mil hectáreas en Salta y Santiago del Estero. Curiosamente, su población desciende al ser un lugar habitado sólo por los trabajadores del embalse, lo cual lo convierte en el sitio ideal si lo que busca es huir de la ciudad.
El aporte del agua como elemento vital ha convertido a sus alrededores en un reservorio invalorable de flora y fauna. Para diversión del pescador, el botín puede incluir pejerreyes, bogas, bagres, sábalos, anguilas, viejas del agua y tarariras; en los alrededores pueden verse nutrias, tortugas de agua, patos y variedad de aves, destacándose el gran cóndor.
Dentro del embalse hay sectores para acampar o pasar el día, también puede optar por un buen servicio de hotelería y excelente gastronomía. Puede realizar deportes náuticos como el esquí, alquilar catamaranes para pescar, o tentarse con la adrenalina de los deportes extremos como bungee, puenting, rafting, gomón y mountain bike; para los más tranquilos: tirolesa, trekking, travesías, avistajes, safaris fotográficos y agroturismo.
Si además de un bello paisaje busca conocer también la historia cultural, puede realizar un paseo por el cerro El Fuerte, hogar de los cóndores; o realizar una visita al Espejo del Cielo, con sus 56 morteros a cielo abierto. En la Quebrada de Ablomé se encontrará con cuevas donde todavía se pueden ver pinturas rupestres distribuidas en aleros, atribuidas a los indios Guachipas, comunidad aborigen que se extendía hasta Colalao y Abra de Tafí.